Nacemos llenos de curiosidad. Cuando somos niños nos guía una pasión por vivir. En los primeros 5 años se conforman los principales rasgos emocionales y estos afectarán en toda nuestra vida.
Aprendemos si somos dignos de ser amados y si merece la pena amar. Si el mundo es un mundo que queremos descubrir o si es un lugar peligroso y es mejor escondernos.
Los efectos de tener niños en un ambiente inseguro o agresivo, en el futuro se tendrá a desconfiar, en encerrarnos en nosotros mismos y perder la ilusión de explorar el mundo. Esto afecta física y mentalmente. Los niños necesitan sentirse seguros y amados.
En los años 60's un experimento con monos por Harry Harlow, demostró la importancia del apego y el cariño en las crías. Puso a bebés mono con madres de metal y madres de tela. Los monos que estaban más horas con la madre de metal, tenían problemas intestinales, no digerian bien la leche y tenían sistemas inmunes mucho más débiles.
Estoy fue importante en una época que creía que el afecto malcriaba a los hijos. Y que las emociones eran solo un lujo biológico. El cariño y el afecto son importantes. Estudios demuestran que el cariño a los hijos chimpancés los hacen más fuertes y tienen a escalar más alto en la jerarquía.
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